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                Según cuentan, El Puente de Sanabria no era un pueblo pueblo, sino que nació siendo mercado. Desde el s. XVII se viene celebrando un mercado semanal en su amplia explanada a orillas del río Tera. Todos los lunes, año tras año, el centro del pueblo se llena de gente que viene a vender, comprar o simplemente a encontrarse.


Mercado en El Puente de Sanabria en 1955

                En el mercado tradicional se comerciaba con ganado, aperos, legumbres, miel, lana, lienzos de lino, todos ellos productos locales. Todo era actividad. Las  personas de edad recuerdan las fraguas de los herreros donde se reparaban las herramientas, las hogazas calientes de pan de centeno, la exhibición de animales para su venta. Se hicieron puestos de madera fijos y en uno de ellos vendía carne el abuelo Miguel, que era tratante de ganado.


Con el tiempo, los puestos dieron lugar a establecimientos para dar servicio: tahonas, tiendas de ultramarinos, locales dónde se vendía alcohol a granel. Y también pequeños despachos dónde hacer un receso y reponer fuerzas con por ejemplo un “ escabeche “ acompañado de un cuartillo de vino. La familia abrió un local en los soportales, nace la carnicería. Estamos en la década de los 60.


                El Puente de Sanabria creció y se transformó. Los herreros dieron paso a las ferreterías y el mercado de ganado decayó, apareciendo en su lugar numerosas carnicerías donde la matanza y elaboración que antes se hacía en cada casa ahora se profesionaliza y se ofrece como un servicio más. Ignacio Centeno padre abre el actual local, más grande y mejor equipado. Son los 70.

Carnicería Ignacio Centeno en El Puente de Sanabria desde 1966

                El éxodo rural que empezó en la mitad de siglo es imparable. Son muchos los que han emigrado a las ciudades. Allí echan de menos los productos y sabores a los que estaban acostumbrados desde niños, así que cuando vuelven a su tierra se proveen de carne, embutidos y otros productos tradicionales que no encuentran en la ciudad. Son buenos clientes que dan mucho trabajo a la carnicería. Los maleteros de los coches vuelven cargados de ricos productos para llevar a Barcelona, Madrid o País vasco.


                En los 80 florece el turismo y aunque la población estable ha disminuido notablemente se recuperan las ventas con los foráneos que vienen a disfrutar de un entorno natural privilegiado. Aunque ahora nos parece impensable hay parrillas de libre acceso en mitad del monte y se llenan de familias que asan alegremente sus chorizos y chuletas. Se celebran fiestas y romerías. Se sigue trabajando.

                En los 90 se pone al frente el nieto, nuestro Ignacio Centeno. Todavía le quedan unos años buenos pero es imparable la tendencia a la baja. No hay vecinos o son muy mayores, los hábitos de compra han cambiado, entran las grandes superficies y se compra buscando sólo el precio. Hay turismo, pero tampoco se compra demasiado para cocinar en las casas rurales. Ni hablar de parrillas por el monte, por supuesto.


Con el nuevo siglo toca moverse. La carnicería de El Puente de Sanabria es la base de todo, pero la clientela hay que buscarla fuera. Ignacio viaja en busca de clientes encontrando en la hostelería una buena salida para sus productos de calidad. Además, en el 2020 nos lanzamos a abrir también TIENDA ONLINE. Se abre un nuevo periodo y esperamos de esta manera que nuestra historia pueda continuar.


           Es la historia de nuestra carnicería, pero puede ser la de otras muchas. Y sin embargo creemos firmemente que los negocios locales dan vida a los pueblos, sostienen la población y además guardan fielmente una manera de elaborar y producir que todos necesitamos. La calidad es salud.